domingo, 6 de julio de 2014

EL CUENTO DEL ENCUENTRO DEL AMOR CON LORENZO


EL CUENTO DEL ENCUENTRO DEL AMOR CON LORENZO.
(Dedicado a mi tío Joaquín Valenzuela García de Polavieja. Mi segundo padre)

Érase una vez un hombre sensible y bueno llamado Camilo Valenzuela. El vibraba con los pájaros, los colores cálidos, los atardeceres rosados, el recuerdo de su madre, su guitarra y su voz llena de claroscuros inmensos. Camilo taciturno se asomaba todos los días a su alma y se preguntaba el porque de esta vida llena de algunas alegrías y tantos sufrimientos. Como el podría llenar y comprender el vació inmenso que había detrás de la muerte.
Un día de verano Lorenzo su hijo diviso entre las manos de su padre la luz del amor y esta le hablo susurrándole al oído.
-Yo me quedare dentro de ti para siempre -dijo el amor. Cuando tu padre muera el amor que has sentido hace un instante vivirá en ti eternamente. Este amor que sientes te conectara a tu amado padre para siempre. Tu eres un ser espiritual y formas parte del espíritu de todos los que han vivido en la tierra. No lo olvides nunca.
-¿Y que pasara con mi cuerpo? ¿Y que será de mi mente? -preguntó Lorenzo al amor.
-Cuando morimos solo queda el amor que damos a los demás. Eso es lo único que te se decir. No puedo contestar tus preguntas, no se las respuestas.
Un segundo después su padre se separo de Lorenzo y el amor desapareció por el salón a toda velocidad, sonriendo a lo lejos.
Años mas tarde debido al encuentro de Lorenzo con el amor, vio en todas las cosas hermosas y sencillas un destello dorado que le perseguía, el sabia que era el amor que de alguna forma siempre seguía sus pasos y le cuidaba.
Hasta que un día, al finalizar un verano, nació Patricia, la hija de Lorenzo. Ella traía en sus cabellos el brillo dorado mas hermoso que nunca existió, el amor mas puro que pudo Lorenzo ver en su existencia en la tierra.
Se cuenta que Lorenzo sabiendo que el amor nunca moría y que era un ser espiritual, que formaba parte de un universo hermoso y misterioso, no anduvo nunca solo. Pues ya por siempre hasta que se hizo muy mayor, vivió para compartir con los demás ese amor que un día entre las manos de su padre un día encontró.

Lorenzo Valenzuela.

Dedicado a mi tio Joaquín Valenzuela con todo mi amor, admiración y cariño. ¡Te quiero guapo¡.

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