El sonido de una ola susurrando aquí en mi alma,
me trae la sonrisa de la eternidad,
surge del misterio insondable de lo divino,
fluye hacia mi centro resonando una vez más.
Alumbra, como un candil su luz dorada, mi ánima,
reflejando con su fragancia, un instante sutil de amor y paz.
Lorenzo Valenzuela.Texto declarado en el Sgae.
Que bello texto Lorenzo!
ResponderEliminarGracias por tu visita.
amo el mar profundamente, porque estoy convencida que provenimos de sus profundidades,por ello cada vez que estoy cerca de él, estoy en casa.
Abrazos.
Muchas gracias Adriana,me encanta que seamos amigos de blog¡¡¡¡Yo como tu me siento en mi casa junto al mar¡¡¡¡¡abrazos para ti.SEGUIMOS EN CONTACTO¡¡¡¡
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